junio 13, 2014

Poesía libre.

Decidir follarte como una poesía.
Es raro, ¿no?
Ayer lo estuve tejiendo en la noche, con mis manos en medio de mis piernas.
Intentando la poesía que siempre escribo: libre y valiente, tenaz, sin cobardía.
¿Qué será de tu pene que reposa dentro de tu pantalón?
Lo llamaría, poesía en redacción.
Aguardando el momento en que llegue, la mano, mi mano a tomarte, como un bolígrafo que escribirá dentro mío.
Firme, sin miedo.
Tratando de sacar versos con harta precisión.
Taladrando arduamente, intentando llegar al fondo de este: mi cuerpo.
Que es tu cuaderno, tu libro en blanco.
Tu sexo, ese mi perdición, con la tinta adecuada con que se manejan las poesías,
esa misma que crea vida.
Una follada escrita, otra follada oral.
La poesía no es nada si no se recita.
Hagamos la prueba.
¿Qué opinas de una lengua y saliva?
Escupiendo con gusto esas palabras, al borde del derrame que parece tener millones de oportunidades encerradas.
Millones de sonrisas blanquecinas.
Que da sentimiento y alegría, ese; el punto cúspide de la creación.
De la magia de tu escritura, de tus manos artistas y de mis dedos genios y astutos.
Poesía libre en la cima de su final que no lleva ese punto, sino una coma, un guion.




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