me he cruzado con muchas personas,
vagabundos de la peor clase,
mujeres de la vida galante
también.
Disfrutaba, de las mujeres,
sus cuerpos hermosos,
sus caricias en cualquier lugar
y de su sexo hambriento.
En los vagabundos había
realmente buena interacción,
yo les ofrecía mi oído a sus desgracias,
ellos me ofrecían alcohol.
Vivía feliz,
viviendo al día,
hasta que conocí mi herida.
Mujer de pechos firmes
y labios mal pintados.
Voluptuosa,
vulgar,
mal amada
y maltratada.
Mis ganas de cambiar,
para regalarle a esos ojos cafés,
una verdadera mujer.
Días felices,
no más soledad
mezclada con alcohol
y humo de cigarro.
Voló.
Como vuelan las aves
al cambio de tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ayúdanos con un comentario en esta parte. ¡Te lo agradeceré mucho!