marzo 08, 2014

Ironía

Yo estoy sola aquí.

Pudriéndome.

Navegando entre la tristeza y los pensamientos;
pudo ser, me grite a mi misma frente al espejo.

Me miraba: era patética y fea.

No precisamente por mi físico -aunque también lo consideraba así- pero por dentro era más que fea.

Estaba sola, viéndome atentamente;
tu recuerdo estaba detrás mío, no sabes cuanto te odio.

Seguía cayéndome a pedazos.

Apestaba, me descomponía.

Caminaba encima de cientos de recuerdos
hasta que el vómito invadió mi garganta y me lo trague,
como siempre he hecho.

Tragarme mi propio vacío.

Llamo con insistencia, quería morirme.

Su voz no era la misma de siempre, me pesaba. La odie también.

Seguía apestando, colgué. No era el mismo, seguía mirándome.

Daba asco. Presta atención dijo la voz de mi cabeza.

No eres tú.

Es que no eres capaz de ver bien, haz caído en lo mismo de nuevo.

No das asco, eres ingenua. Caíste en tu misma trampa.

Amar, eso también es mierda.

Ironía, es que aún no lo entiendas y sepas que te pudres por eso.



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