A veces pienso que soy egoísta.
Te quiero sólo para mi,
y no es que no quiera compartirte, amor mío,
confío plenamente en el amor libre y los tratados sobre este,
podría ser, no me niego a nada.
El problema de ello radica en el centro, y no, no es el centro del problema, si no el centro de mi cuerpo.
Tanto a lo horizontal como a lo vertical.
Espero que me entiendas.
El problema es que mi ombligo y la parte de abajo necesita sólo a tu sexo y a ningún otro más.
El problema es que la mitad, a lo vertical, necesita mi corazón de tu amor, justo en el medio también.
Aquí resulta que el problema es céntrico, gatito.
¿Lo ves?
Mi egoísmo es céntrico.
Confío en el amor libre pero me retuerce las entrañas porque sólo mi cuerpo te necesita a ti y a nadie más.
¿De que sirve confiar en algo que no podrás poner en practica?
Y por eso, sólo confío en esto, en mi problema céntrico.
Entonces propondría un trato, un trato amable y cortés sin pretensiones.
Castígame cuando vuelva mi egoísmo.
Jódeme como nadie lo ha hecho para comprobar esta tonta filosofía.
Mi problema seguirá siendo céntrico, más si lo inyectas al fondo de mí.
Mi egoísmo seguirá siendo céntrico, por favor, haz que desaparezca.
Con tus manos, con tus dedos, con lo que quieras.
Haré de cuenta que mi egoísmo sigue jodiendo y te follaré como nadie también.
Entonces... bueno, mi egoísmo, amor; seguirá ahí, pero calmado, rodeado de amor, y verás que no desaparecerá nunca, pero yo te podré seguir jodiendo y tu a mi, y entonces al otro día, todo será nuevo junto con mi vertical y mi horizontal.
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